En la época que supuso el origen de la Infantería de Marina, la más antigua del mundo, el escritor español más universal fue soldado. Entre 1569 y 1584, participó en acciones de guerra, sufrió heridas y padeció un largo cautiverio en África. Aprovechando el recorrido que el Museo Naval de Madrid ha preparado para conmemorar el IV Centenario de Cervantes, la autora del artículo relata esa faceta menos conocida del genial novelista, dramaturgo y poeta.
Desde el 2 de junio, el Museo Naval ofrece a todos quienes lo visitan un recorrido por una faceta de Cervantes que muchos desconocen: su etapa de soldado de mar. Nuestro escritor más universal fue soldado profesional durante sus años de juventud y ejerció el oficio de las armas combatiendo en el mar o desde el mar la peligrosa expansión del imperio otomano. Ese fue el motivo que le impulsó a participar el 7 de octubre de 1571, con 24 años, en la jornada de Lepanto, la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros, como la definiría él mismo en el Quijote muchos años después.
Su actuación a bordo de la galera Marquesa, a la que había asignado, fue verdaderamente heroica pues, a pesar de estar enfermo con fiebre, rechazó el ofrecimiento de su capitán de quedarse en la parte baja de la galera recuperándose. En lugar de ello, y según atestiguaron sus compañeros, intervino activamente en el combate ocupando unaposición de alto riesgo: el puesto del esquife, la embarcación auxiliar que portaban las galeras y que, durante los combates, se convertía en un auténtico bastión artillado y guarnecido por soldados para hacer frente al abordaje.
Como consecuencia de esta acción, el joven soldado Miguel de Cervantessufrió tres heridas de arcabuz: dos en el pecho y una en la mano izquierda, que le quedaría inutilizada de por vida, y de la que se sentiría orgulloso siempre, al considerarla una señal visible por todos de su participación en aquélla ocasión. También le reportaría alguna recompensa militar, ya que su valiente comportamiento revertería en el aumento de su paga por don Juan de Austria, generalísimo de la Santa Liga, y en su promoción a "soldado aventajado".
Tras permanecer convaleciente en el hospital de Mesina durante varios meses, tuvo oportunidad de luchar como soldado de mar en otras dos acciones contra los turcos, primero en Navarino, muy cerca del golfo de Lepanto en el que había combatido el año anterior, y después en la reconquista de Túnez.
En 1575 decidió volver a España probablemente con la intención de solicitar el mando de una compañía de soldados, a cuyo favor presentaba las heridas de Lepanto y las cartas de recomendación que le habían preparado el propio don Juan de Austria y el duque de Sessa. Pero cuando su galera Sol se hallaba junto a la costa catalana, fue apresado junto a su hermano Rodrigo por corsarios argelinos que le mantuvieron cautivo hasta 1580. Durante aquellos durísimos cinco años planeó y llevó a efecto cuatro intentos de fuga, que volvieron a poner de manifiesto su valentía y su fortaleza de ánimo, pues las cuatro veces en que fue descubierto asumió sobre sí la completa responsabilidad, excluyendo a sus compañeros que también habían participado.
Una intervención 'in extremis' de los monjes trinitarios le devolvió la libertad cuando estaba a punto de ser trasladado a Constantinopla, al pagar la gran suma en que se había tasado el fin de su cautiverio considerando que debía tratarse de un personaje importante, habida cuenta de las cartas que portaba firmadas por personajes tan ilustres.
Ya en España, en 1580 asistió a la ocupación de Lisboa tras la incorporación de Portugal a la Corona española, y es posible que después participase con don Álvaro de Bazán, Marqués de Santa Cruz, en la impresionante victoria de las Azores frente a la escuadra francesa de Strozzi, aliada de los portugueses rebeldes.
Aunque no volvió a participar en más batallas navales, todavía siguió vinculado a la Armada hasta la década de 1590, ejerciendo comoaprovisionador de la Gran Armada que Felipe II proyectaba mandar contra Inglaterra.
Todos estos acontecimientos de la historia de España en los que Cervantes participó en su juventud como soldado de mar, se muestran ahora en la sala de la Casa de Austria del Museo Naval a través de una selección de obras muy variadas, que incluye artillería, espadas, arcabuces, proyectiles, monedas, retratos, grabados y libros, acompañados de fragmentos literarios redactados por el máximo escritor de la lengua española.