Es como si hubieran estado metidos en un cascaron durante todo el invierno. Es llegar el calorcito y el verano y aflorar por todos lados los barcos de época y clásicos, estas pequeñas y grandes joyas de la vela que nos retrasan en el tiempo. Durante dos meses los barcos antiguos surcan las aguas en multitud de regatas en toda la geografía española, de norte a sur, de este a oeste.

Las regatas de clásicos acostumbran muy curiosas, sobre todo porque prácticamente antes de que empiece una competición ya se sabe quién va aganar. Las diferencias entre unos y otros son tan grandes, con características tan distintas, que ni los ratings los igualan.

En realidad la gran mayoría de ellos sale a participar y a pasarlo bien, algunas tripulaciones se ponen tanto en el papel que van uniformados en concordancia con la antiguedad del barcos. Son cuatro días de regata, en donde el objetivo es navegar con pasión y sobre todo intentar no romper nada. Se trata de barcos extremadamente delicados, y en ocasiones ante la duda de si salir o no, antes de romper los armadores o los capitanes prefieren no arriesgar y quedarse en el pantalán. Aunque también es verdad que los Comités de Regata y los organizadores están muy concienciados de que primero es la seguridad de los barcos a la competición pura y dura.

Estos días se ha levantado el telón con dos regatas de barcos antiguos, la Puig Vela Clàssica Barcelona, que cumple su novena edición, pero que se ha convertido en una de las más fuertes del calendario y en la que la marca de perfumes catalana ha encontrado un punto de encuentro ideal para hacer sus relaciones públicas. A la vez en Bilbao se celebra la que es la regata más antigua de todas las clásicas, la Copa Gitana en el Abra de Bilbao.

A finales de mes será el turno de una regata que los protagonistas son los 15m, es decir los cuatro barcos gemelos de esta clase y que cada dos años se encuentran en aguas de la bahía de Cádiz en lo que es la III Semana Clásica.

Y ya entrado el mes de agosto, del 10 al 13, tenemos la XXII Regata Illes Balears Clàssics, que sirve como ante sala de la XIII Copa del Rey que organiza el Club Marítimo de Mahón a finales de agosto y que sirve como cierre definitivo de la temporada de estos barcos, para que vuelvan cada uno de ellos a hibernar a sus puertos de origen después de haber hecho la temporada.