Era el pasado lunes sobre las cuatro de la tarde en la rampa de acceso de Marina da Glória, llegaban los FX y 49er, y me encuentro a Santi Langevestido de calle –era el día de descanso para los Nacra- y le felicito por llegar líder a la Medal Race. Me contesta: “Muchas gracias, pero aún no hemos ganado nada”. Santi, uno de los más grandes, y siempre con la humildad por bandera.
Este día no iba con traje de neopreno, sino de calle, no iba de regatista “hoy estoy de papá de Optimist”, me comenta sonriendo. Iba a recibir y a ayudar a sus hijos Yago y Klaus a subir el 49er, hijos que por cierto, le adoran. Al día siguiente eran ellos los que le iban a recibir lanzándose al agua para abrazarle y celebrar juntos la medalla de oro.
Santiago Lange, con 54 años, al día siguiente ganaba la medalla de oro en la clase Nacra 17 junto con Cecilia Carranza, quién fue la que le animó a seguir navegando en vela olímpica después de conocerse su enfermedad.
Y es que el último año de Santiago Lange tiene su historia, y que gana realce después de ganar esta medalla. A finales del año pasado le detectaron un cáncer de pulmón, en un primer momento Santi no aceptó que esto pudiera pasar, hasta que le dijeron que o se operaba o se acababa todo. Así de claro. El 22 de septiembre de 2015 el día de su cumpleaños fue el día marcado en el calendario y por causas del destino entraba en el quirófano para que le extirparan el tumor de uno de sus pulmones. Casualidades de la vida, probablemente este mismo día volvía a nacer en Barcelona, que fue donde le operaron. Santi volvía a nacer el mismo día, 54 años después.
Pocos meses después, en mayo de este año, me reencontraba con Santi en el BISC de Barcelona, no sé si era durante el Europeo de Finn o de 49er, él ya estaba recuperado y entrenando para llegar a los Juegos Olímpicos de Río.
¿Quién le iba decir al bueno de Santi que menos de un año después se colgaría la medalla de oro? Ya lo tiene, que se unen a sus seis participaciones olímpicas y sus bronces en Tornado en Atenas y Pekín.