La 34 Copa América significó un antes y un después para el mundo de la vela. La navegación con foils de sus barcos ha acabado revolucionando el mundo de la vela y, aunque hacía años que había barcos voladores, sin ir más lejos los pequeños Moth o el gigante Hydroptère, quién los puso realmente de moda fueron los Copa. Esto que podría parecer una revolución tuvo una idea originaria hace más de 40 años y con el navegante francés Eric Tabarly como fiel convencido que los barcos pueden volar.

Ahora además de los evolucionadísmos Copa América, a ver que nos deparan para la edición que se disputará este año, encontramos que la vela evoluciona hacía ahí con los GC32, los IMOCA 60 que ahora disputan la Vendée, los catamaranes de vela ligera como los Nacra y hasta las tablas de windsurf se ha apuntado a la moda de los foils.

Ya en el año 1975 Tabarly se obsesionó en que la navegación con foils y quenavegar fuera del agua se reduciría radicalmente el rozamiento y por lo tanto se navegaría mucho más rápido.

Intentó demostrarlo, primero con un barco de madera, pero no lo consiguió por las limitaciones técnicas del momento, no había fibra de carbono y los barcos eran demasiado pesados. Luego construyó el Paul Ricard, un trimarán de 16,5 metros de eslora, 10 toneladas de peso y con unos foils de 6 metros de altura –con el que conseguiría el récord del Atlántico de 12 a 10 días-, pero con el que tampoco consiguió que el barco navegara fuera del agua.

Tuvo que ser el Hydroptère el que, en el año 2008 con Alain Thébault, consiguiera la hazaña y poner el barco a una velocidad por encima de los 50 nudos.

Todo esto ha evolucionado hasta nuestros días, en los que la vela sigue evolucionando, y aunque es cierto que ya no es vela como se conocía antaño, es una nueva forma de entenderla y de navegarla.

Aunque él no lo viera, ya que desapareció en el mar en el año 1998, Tarbarly acabaría siendo un visionario