Didac Costa era el primero en salir del puerto de Les Sables d’Olonne, eran las 8:50 de la mañana y tenía el honor de ser el que abría el camino de los 29 participantes en la vuelta al mundo en solitario y era despedido con todos los honores por los miles de aficionados que llevaban horas en los espigones de Port Olona para dar el último adiós a estos héroes. Tras cuatro horas en alta mar, se daba la salida como es tradición a las 13:02 horas. El One Planet, One Ocean era conservador para evitar cualquier tipo de problema sobre todo con los centenares de barcos de espectadores que se concentraban cerca de la línea de salida. Lo que no podía prever Costa era que a los pocos minutos de partir tendría dos averías de consideración sin saber muy bien porque, una vía de agua y un fallo eléctrico general que afectaba entre otros elementos al piloto automático, con lo que Didac a las 13:45 avisaba por radio a la organización que daba la vuelta y volvía a puerto.

A partir de ahí se puso en marcha todo el operativo, a las 15.35 subía su equipo de tierra a bordo con Jordi Griso director, y Aleix Gelabert capitán del barco, y volvieron escoltados por un barco de salvamento marítimo. Además tuvieron que esperar hasta las 17 horas a que bajara la marea y pudieran entrar en puerto. Ya una vez en puerto el equipo siguió estudiando las averías y según las primeras impresiones, parece que no son tan importantes como podía parecer al principio e intentarán reparar en el mínimo tiempo posible. Costa explicaba nada más llegar a tierra que “al ver el problema lo que hice fue desconectar toda la electrónica para evitar daños más graves y al estar cerca de puerto volver para revisar el barco. Al principio se me ha venido el mundo encima, pero ahora más animado para reparar y volver a salir”.

El One Planet, One Ocean, con cuatro vueltas al mundo a sus espaldas, era a priori uno de los barcos más fiables. Tras participar en la Barcelona World Race en los últimos meses ha sido objeto de un refit general en la base de la Fundació per a la Navegació Oceànica de Barcelona, donde Didac y sus equipo han trabajado día y noche para poner el barco a punto. Además para participar en la Vendée Globe el barco había sido testado en tierra y en el agua y pasado todos los controles de medición y seguridad.

Jordi Griso da una primera visión de lo sucedido: "Hay un tubo en el tanque de lastre que sirve para vaciarlo con una bomba eléctrica, y el arraigo del tubo se ha soltado provocando que toda el agua del lastre se saliese por la escora [inclinación] y haya ido pasando por distintos compartimentos, donde están el motor, las baterías… Didac ha visto que había un problema con la quilla, ha entrado a ver qué pasaba y ha visto el agua. Entonces ha desconectado todo el sistema eléctrico y ha decidido dar la vuelta porque ha visto que era algo lo suficientemente importante". Sobre la avería en sí explica que "el generatriz, que es el equivalente del alternador del motor pero más potente, está afectado. Ahora vendrán especialistas eléctricos a mirarlo. Otros equipos ya se han solidarizado y nos han ofrecido alternadores y ayuda…tenemos confianza en poder solucionarlo, vamos a intentarlo sin ninguna duda.Lo más fácil sería poner un alternador, pero no sencillo reponerlo, hablamos de un plazo de semanas, así que lo debemos hacer es buscar una alternativa. Tienen que venir nuestros técnicos, estaban de regreso a Barcelona. Un generador no es cuestión tanto de dinero, sino de encontrar ese recambio a tiempo, y también hay que repasarlo todo el resto del barco porque con la escora el agua podría haber afectado otras piezas y sistemas".

Dentro de la desgracia de romper, si se puede sacar alguna conclusión en positivo, es que ha sido nada más salir y no en mitad de cualquiera de los océanos y que tiene la posibilidad de recibir asistencia e intentar reparar para volver a salir dentro de los próximos diez días. De haber sido en cualquier otro momento no hubiera podido obtener ningún tipo de asistencia y una vez tocara tierra hubiera tenido que retirarse obligatoriamente, según marca el reglamento de la Vendée Globe.

Tras las primeras horas de navegación los favoritos empezaron a marcar territorio en cabeza de la flota con el Edmond de Rothschild de Sébastien Jossé, Safran de Morgan Lagàvriere y PRB de Vincent Riou, separados por menos de una milla entre sí, buscando adentrarse en el Golfo de Vizcaya, navegando a una media de 12 nudos.