Esta guía ofrece tanto las pautas generales aplicables a todas las medusas, como una serie de protocolos específicos para ciertas especies, como la ‘Pelagia noctiluca’, la ‘Rhizostoma pulmo’ o la ‘Cotylorhiza tuberculata’, entre otras.
Entre las recomendaciones básicas comunes a todas las especies se encuentran quitar los restos de medusa sin frotar, lavar la zona afectada con abundante agua de mar, aplicar agua con bicarbonato, aplicar hielo seco a intervalos y, si persiste el dolor, consultar con un médico.
La guía hace énfasis en evitar algunas prácticas que, lejos de ayudar, pueden empeorar la condición de la persona afectada por la picadura. En concreto, recuerda que no hay que aplicar agua dulce, ni amoniaco, ni alcohol, no hay que frotar la zona afectada, ni aplicar vendajes a presión y, excepto en casos muy específicos, tampoco hay que aplicar vinagre.
La guía incluye también materiales para aprender a identificar las medusas más comunes del Mediterráneo, como la medusa luminiscente (‘Pelagia noctiluca’), la medusa huevo frito (‘Cotylorhiza tuberculata’) o la vela púrpura (‘Velella velella’), y otras especies invasoras que empiezan a aparecer en las costas, como la carabela portuguesa (‘Physalia physalis’).
«Este verano, como ha venido sucediendo en los últimos años, volverá a ser habitual, y posiblemente se incremente, la presencia de medusas en las playas. En general, se ha detectado un aumento del número y la frecuencia de medusas y también han empezado a aparecer cada vez con más asuduidad especies poco habituales, como la cubomedusa ‘Carybdea marsupialis», explica el investigador del CSIC Josep María Gili, experto en medusas y uno de los autores de los protocolos.
La proliferación de medusas, en aumento en los últimos 50 años, tiene impacto en la salud de las personas, el medio ambiente marino, la pesca y el turismo. En los últimos años, en Cataluña las picaduras de medusas se han incrementado hasta representar entre el 40% y el 80% de las incidencias totales en las playas.
El número de afectados por picadura de medusa en esta región en los meses de verano oscila entre los 15.000 y los 20.000 en los meses de verano, según los datos de los servicios de socorrismo de las playas. Un número que podría ser superior si se contabilizasen las personas que acuden directamente a centros hospitalarios.
La guía puede consultarse a través de la web del Instituto de Ciencias del Mar en este link.