Uno de tantos recursos armamentísticos que se usó en la Segunda Guerra Mundial fueron las minas marinas, tanto que de hecho siguen encontrándose y desactivándose. Ante esta amenaza, en Reino Unido construyeron unas estructuras diseñadas para detectar cualquier intento de colocación de estas minas por parte del rival: las fortalezas marinas Maunsell.

Construidas a 11 kilómetros de la costa de Kent, cerca de Whistable (Reino Unido), las fortalezas se erigieron en la costa sureste de la isla de Gran Bretaña para frenar la ofensiva alemana, especialmente la basada en el ataque llevado a cabo por la fuerza aérea nazi (la Luftwaffe). Una de sus estrategias era la de colocar este tipo de minas, de modo que los británicos optaron por llevar sus defensas más allá de la tierra firme.

Controlar los cielos desde el mar

Una de las principales contiendas de la Segunda Guerra Mundial (SGM) era de Alemania contra Reino Unido (o, mejor dicho, el entonces Imperio Británico), y en su empeño de invadir esa región separada de la masa continental una parte considerable de su ofensiva fue vía mar. En esta guerra naval fue clave el uso de minas marinas, buscando cortar el ya importante tráfico y llegada de mercancías que suponían los estuarios de los ríos Támesis y Mersey.

Para variar, la industria armamentística era un tirón para el avance científico y tecnológico, así como en este caso lo fue para la arquitectura y la ingeniería de construcciones ambiciosas. Y, con el fin de hacer frente a los aviones alemanes y a su invasión con explosivos marinos, el Almirantazgo británico pidió al ingeniero Guy Maunsell (que ya había trabajado con el ejército durante la Primera Guerra Mundial) diseñar una estructura que sirviese de defensa.

Maunsell se puso manos a la obra y diseñó (en tiempo récord) unas plataformas marinas armadas hasta los topes que, colocadas en puntos estratégicos, servirían como primera barrera ante los aviones alemanes de la Luftwaffe. Por lado se hicieron cuatro fuertes para que la Marina operase y por otro grupos de fuertes antiaéreos que operó la fuerza aérea británica.

Las fortalezas de la Marina

Los fuertes de la Royal Navy actuaban como avisadores ante el acercamiento de los aviones alemanes, siendo los de Rough Sands, Sunk Head, Tongue Sands y Knock John, todos fijados en 1942. Disponían de una cubierta para hasta 100 personas y plataformas de acero para los cañones, contando con cuatro, dos de 3,75 pulgadas y dos antiaéreos Bofors de 40 milímetros.

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Fortaleza marina de Knock John. (imagen Flaxton)

No eran edificaciones como tal sedimentadas en el mar, sino que se elaboraron como plataformas sobre patas huecas de cemento (de más de 8 metros de diámetro) con una base de pontones. Se fondeaban (ya con la tripulación instalada casi desde su construcción) y en unos 30 minutos estaban activos.

Togue Sands Grounding

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