Las mascotas se han convertido en parte importante de la vida de muchas personas, por lo que no es extraño encontrar, cada vez más, navegantes acompañados a bordo por sus mascotas.
Cada animal es distinto y tiene su propia personalidad, por tanto su comportamiento y el modo de tratarlos nunca será una ciencia exacta. Está claro que la mayoría de animales domésticos pueden navegar, incluso los gatos, a pesar de sus presuntas malas relaciones con el medio acuático. Llevar mascotas a bordo debería ser simplemente la continuidad de la vida habitual trasladada a un medio distinto. En determinadas ocasiones la navegación implica llegar a situaciones incómodas o incluso extremas, en las que la paciencia se agota a causa de la fatiga. Esto, sumado a la limitación del espacio y al hecho de tener que convivir muchas horas juntos, puede desencadenar situaciones de estrés para el animal y su propietario.
Para llevar un perro a bordo no existen normas fijas, se trata de adaptarse a cada circunstancia con paciencia y tolerancia, pero al mismo tiempo controlando siempre la situación para no comprometer nunca la seguridad del barco, que en definitiva es la nuestra. Por supuesto siempre con el máximo cariño hacia los animales.
Desde el mismo momento en que decidimos embarcar a nuestra mascota, se convierte en un miembro más de la tripulación, y por tanto deberemos embarcar también todo su equipo conforme a las circunstancias de la singladura que pretendamos acometer. Es conveniente ayudarlos a no sentirse demasiado perdidos a bordo. Su comida así como los accesorios donde comen, beben y se acuestan deberían ser los mismos que usan en casa. Su acusado sentido del olfato les hace reconocer en el acto si se trata de su plato o su colchoneta.
También es conveniente que nuestra mascota, como lo haría cualquier tripulante, encuentre a bordo su litera. Hay que procurarle un rincón que sea de su agrado, sin que entorpezca el paso o las maniobras, especialmente en embarcaciones de pequeña eslora. Su rincón tendría que contar con su colchoneta y alguna manta sobre todo si navegamos en invierno.
En el caso de los gatos es aconsejable embarcar también su transportin para poder encerrarlo en caso de condiciones meteorológicas adversas, durante las cuales la navegación se vuelve dura, y un gato asustado circulando suelto por el barco podría crear situaciones de peligro.
Los perros suelen reaccionar mejor ante las diferentes condiciones que se suelen dar durante la navegación. Aunque embarcar un transportin para el perro sería lo ideal, a veces el tamaño del animal lo pone difícil y su estiba a bordo se hace complicada. En cambio, es muy conveniente y hasta diría que obligatorio, dotar a nuestra mascota de un arnés adecuado a su talla y peso. Es fácil encontrar en el mercado chalecos para perros de todas las tallas y modelos
Cuando llevemos nuestra mascota a bordo no olvidaremos embarcar sus papeles de identificación, su cartilla de vacunación al día y la medicación que su veterinario le tenga asignada en cada caso. Tampoco deberemos olvidar tener siempre a mano el número de teléfono de su veterinario y, si viajamos a lugares alejados de nuestra residencia habitual, es una buena medida informarse previamente de si existen veterinarios en la zona y donde podemos encontrarlos. Esta última recomendación es de obligado cumplimiento si nuestra mascota sufre alguna patología crónica.
En caso de mareo, los animales, no son tan diferentes de los humanos, los primeros síntomas son la aparición de babas abundantes debido a las náuseas que sufre. Una mueca un tanto desencajada que recuerda una especie de sonrisa exagerada es la señal inequívoca de que el vómito es inminente. Para evitar o prevenir el mareo es conveniente empezar con un proceso de aprendizaje y adaptación al barco, primero en el puerto y después con navegaciones cortas que podremos ir alargando de forma progresiva. Hay que evitar que el animal efectúe comidas copiosas antes de navegar. Navegando también es bueno acostumbrarlo a permanecer en cubierta, debidamente atado a la línea de vida y sin perderlo de vista, lejos del ruido o los humos del motor.
También deberemos prestar especial atención a su higiene tanto o más a bordo por tratarse de un espacio reducido. Navegando en largas singladuras lo mejor será acostumbrarlo a hacer sus necesidades en un punto concreto de la cubierta. Un baldeo con agua de mar bastará para limpiar la zona, pero mantendrá intacto el olor mínimo que el animal necesita para localizar su excusado. En las navegaciones cortas es conveniente pasear a nuestra mascota antes de zarpar y dejar que haga sus necesidades. En este punto es importante destacar la actitud incívica de algunos navegantes que pasean alegremente sus mascotas por los pantalanes mientras los animales se orinan en las torretas de luz y agua, o en las amarras de los barcos.
En definitiva, si tenemos una mascota, no nos privemos del placer de navegar con ella, pero eso sí, todas las precauciones serán pocas a la hora de velar por su seguridad en alta mar, las cubiertas de los barcos suelen ser resbaladizas y más si navegamos escorados o con mala mar.
Articulo de Jordi Maseras